Una pesadilla
El barco «Spirit of Discovery» de Saga Cruises se encontraba en el último tramo de un viaje de 14 días por Europa cuando se vio atrapado por el mal tiempo este sábado en el Golfo de Vizcaya, parte del Océano Atlántico, frente a la costa oeste de Francia y la costa norte de España.
El crucero “Canary Island Quintet”, que partió de Portsmouth en Reino Unido el 24 de octubre, había prometido a sus huéspedes “sol de invierno” en el “archipiélago bañado por el sol” de las Islas Canarias, un territorio español frente a la costa del noroeste de África.
El barco debía hacer escala en la isla de Madeira, antes de dirigirse a las islas canarias de La Palma, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Después de dos días en el mar, atracaría en La Coruña, España, antes de regresar a Portsmouth después de otro día en el mar.
Las consecuencias
Al recibir lo peor de la tormenta en el Golfo de Vizcaya, el sistema de seguridad de propulsión del barco se activó, lo que provocó que éste se tambaleara hacia la izquierda, se detuviera abruptamente e hiriera a alrededor del 10% de los pasajeros a bordo. Se cree que cinco resultaron gravemente heridos.
La tripulación del barco decidió entonces permanecer en posición, en lugar de intentar continuar el viaje hacia Reino Unido. El Golfo de Vizcaya es conocido por su clima traicionero y sus altas olas.
Los pasajeros informaron sobre sus terribles condiciones en las redes sociales, y algunos dijeron que pensaron que iban a morir.
Una persona en X (antes Twitter), que dijo que sus padres estaban a bordo, afirmó que la experiencia «horrenda» incluyó «ser arrojado al suelo del comedor con mesas y vajilla cayendo sobre ellos».
¿Por qué el capitán salió corriendo de Canarias hacia la tormenta?
También compartieron una captura de pantalla de la ubicación del barco la noche de este sábado, en la que señalaron que era el único barco de pasajeros en el Golfo de Vizcaya al momento de la tormenta.
Un pasajero contó cómo el capitán advirtió a los pasajeros por el intercomunicador que se sentaran o se tumbaran, y dijo que estaban «aferrándose por su vida».